Después
de una
semana
de
puentes
que
algunos
habrán
convertido
en
acueducto
parece
que la
vida
política
despega
con el
escándalo
del
sueldo
de
nuestro
alcalde
y su
meteórica
carrera
en FGV.
Los
políticos
tienen
que
estar
bien
pagados
para
evitar
que
caigan
en
tentaciones
no
debidas,
y si
caen,
por
supuesto,
les debe
caer el
peso
de la
Ley si
puede, y
si no
habrá
que
cambiarla
para que
si que
se
pueda.
El caso
del
alcalde, cobrar
de una
empresa
pública
y luego
las
asistencias
del
Ayuntamiento,
no es el
único
caso que
se ha
dado en
el
Ayuntamiento. Compromís
también
tuvo un
concejal
que
estaba
cobrando
de una
consellería
por ser
mejor
sueldo y
es de
suponer
que
entrará
dentro
de la
legalidad
administrativa.
La
cuestión
es que
los
políticos
trabajen
para
conseguir
en
nuestro
pueblo
los
mejores
servicios
y estas
prácticas
se
deberían
regular,
ya que
renunciar
a la
liberación
y cobrar
otro
sueldo
público,
para
luego
cobrar
en
asistencias
casi
otro
sueldo
no es
muy
ético
para los
vecinos,
pues no
todos
pueden
cobrar
dos
sueldos
de una
forma
tan
sencilla
y la
nómina
en los
dos
sitios
sale de
nuestro
bolsillo.