Más vale tarde
que nunca, la
editorial tarda
un poco en
llegar, casi nos
ponemos a mitad
de mes para
escribirla, pero
muchas veces el
tiempo no da
para más.
Septiembre
empezaba con un
suceso que
empañaba el buen
comportamiento
general que
habían tenido
los vecinos de
Paterna, una
especie de
homenaje a la
cordá que no se
iba hacer este
año, igual que
el resto de las
fiestas, en el
que se han visto
implicados
coheteros y que
se emitió en
todos los
informativos
nacionales como
ejemplo de lo
que no se debía
hacer en tiempos
de pandemia.
Resulta
sorprendente que
ni autoridades
municipales, de
ninguno de los
partidos que
componen el
Ayuntamiento, ni
federaciones
festivas y
comisión de
fiestas, hayan
condenado este
acto. Solo una
de las
asociaciones de
comerciantes y
la federación de
vecinos, han
tenido el valor
de poner los
puntos sobre las
íes y pedir
explicaciones,
mientras que la
federación
cohetera ha
cargado sobre
esta última, por
lo que se
merecen que se
las conteste.
Algunos han
recordado los
tiempos en que
en el casco
urbano era
tomado por los
coheteros en las
noches de
fiestas y se
realizaban
recordás en
muchas de sus
calles que
causaban
molestias a los
vecinos y daños
en las
viviendas,
mobiliario
urbano,
vehículos, que
no podían
circular
libremente...,
hasta que el
alcalde Borruey,
socialista como
el de ahora,
sentó las bases
para regularizar
la situación con
la construcción
de una jaula y
haciendo cumplir
las ordenanzas.